Tras la muerte de su nuera en un parto de emergencia, Eva debe persuadir a su hijo, sumido en el duelo, para asumir la paternidad e intentar reconectar con él.

Eva, una mujer trans que trabaja como instructora de baile, comparte su hogar con su hijo Gustavo y su nuera, quien está esperando un bebé. Madre e hijo tienen personalidades fuertes, lo que conduce a continuos desacuerdos debido a la falta de comunicación y la irresponsabilidad que caracteriza a Gustavo. Una noche, mientras Eva celebra su cumpleaños fuera de casa, recibe múltiples llamadas perdidas de Gustavo. Al comunicarse, descubre que el parto de su nuera se adelantó, lamentablemente, ella ha fallecido, pero la bebé sobrevive.

Gustavo entra en un estado de duelo, y en un principio, Eva asume la responsabilidad de cuidar a su nieta. Con el tiempo, Gustavo sigue mostrando resistencia a acercarse a la bebé. En este punto, una vecina sugiere a Eva considerar la opción de dar en adopción a la niña, pero Eva se niega. Al intentar persuadir a Gustavo para que asuma la responsabilidad y se acerque a la bebé, se da cuenta de que su enfoque de apoyo no está dando resultados. Como resultado, cambia de táctica y comienza a distanciarse gradualmente de la bebé, prácticamente obligando a Gustavo a hacerse cargo de ella.

Sin embargo, al ver que ninguna de sus estrategias está logrando su objetivo, sugiere a Gustavo considerar la opción de la adopción. Esto genera un conflicto entre ellos, ya que Gustavo se niega a aceptar esa alternativa. Ambos enfrentan sus sentimientos y reproches, lo que finalmente los lleva a iniciar un proceso de reconciliación y comprensión mutua. Este punto marca el comienzo de un viaje hacia el equilibrio en su relación.